martes, 20 de octubre de 2015

Ojos borrosos de afuera

Aunque evidenciamos semana tras semana la riqueza y diversidad cultural de la ciudad en todos y cada uno de los ámbitos, música, teatro, artes plásticas, festivales, ferias, historia, etc, el pensamiento de las personas de otros países acerca de Bogotá y lo que saben de la capital es realmente muy poco y bastante erróneo. 
Desde su clima hasta su gente, existe en el exterior una concepción totalmente equivocada, pues los estereotipos no dejan ver la realidad de la ciudad, el clima por ejemplo como todo capitalino sabe es templado cercano a frío, pero no es novedad ver extranjeros en bermuda y sandalias recorriendo la candelaria, pues se piensa que todo el país es de clima tropical, de sus habitantes se cree fuera que son todos de raza indígena, y que son bastante incivilizados, y realmente existe una diversidad racial y una mezcla tan grande que la concepción del estereotipo está bastante distorsionada. De los estereotipos del comportamiento, aunque no muy lejos de la realidad pues es una ciudad que vive en un afán tal que las personas muchas veces no parecen personas sino máquinas, la cultura ciudadana está en progreso y crecimiento diario.




Un ejemplo mundial del erróneo estereotipo de la ciudad se ve reflejado en una famosas película de Hollywood: Sr. y Sra. Smith, al principio de la película hay una escena que está ambientada en ‘’Bogotá’’. Aparece en ella un hotel con gente sudorosa y con ventiladores por todos lados. Bogotá tiene una temperatura media de 15 ºC. En los hoteles de la capital no hay ventiladores, pero sí radiadores y chimeneas. Por otra parte, en una toma hay fuego, bombardeos, explosiones... Es verdad que hay delincuencia y violencia, pero no es una ciudad en guerra donde se producen explosiones a cada rato.

Los bogotanos, así como el resto de los colombianos y prácticamente todos los latinos, estamos marcados en todo el mundo como un pueblo atrasado y plagado de delincuentes gracias a el pasado de las llamadas “repúblicas bananeras” y al crimen organizado de la segunda mitad del siglo XX; además tenemos como agravante la imagen que las guerrillas han transmitido al mundo de un país en guerra constante. Lamentablemente, como dice el dicho, por uno pagan todos y nosotros pagamos caro el precio de las acciones que antiguos terratenientes, narcotraficantes y modernos delincuentes realizaron para enriquecerse.


Sin embargo no todo el panorama es oscuro. Si bien aún conservamos la etiqueta de tercermundistas y criminales en algunos lugares, también es cierto que nuestra imagen ha venido mejorando de un tiempo para acá y, gracias a la acción de compañías privadas como “Juan Valdéz Café” en conjunto con los impulsos gubernamentales, tanto a nivel distrital como estatal, y en general a el despliegue de colombianos por todo el mundo, poco a poco llevan al mundo el conocimiento de lo que realmente es Colombia, además cada turista que visita la ciudad da cuenta de las cualidades que tiene la ciudad y a través de sus recorridos y su interacción con los habitantes de nuestra ciudad tiene acceso a los más de 12 teatros, casi 30 museos, un planetario, parques, cinemas, decenas de festivales etc.; ellos vienen y se empapan de lo nuestro. La capital como promotora de tales eventos, albergue de dichas instalaciones y centro de la cultura colombiana, lidera ese cambio de imagen más amable para nuestro país, pero se concluye que es necesario incrementar los esfuerzos para evitar a los ciudadanos y compatriotas ser enviados al cuartito de atrás de cada aeropuerto internacional que pisan y dar a conocer cada vez más la verdadera cara de Bogotá para así mismo adquirir un sentido de pertenencia e identidad con ella.

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