miércoles, 19 de marzo de 2014

Una vez más la democracia es pisoteada por la gran hegemonía del poder que día a día indigna y somete al pueblo, un pueblo que tan solo duerme.


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Hoy 19 de Marzo de 2014 vuelve a ocurrir, nuestra memoria se extingue y aún andamos en un sueño profundo. Las destituciones de alcaldes de la capital marcan nuestra historia, primero Gaitán y ahora Petro, ¿pero qué es lo que nos atrapa en un círculo vicioso y enceguecedor?, pues bien la manipulación de ese poder de algunos pocos que afectan profundamente nuestra capacidad de discernir y recordar son unos de los grandes factores que nos mantienen en un limbo sin salida.

Una muestra de ello es ver que Petro fue destituido debido a unas irregularidades dentro del modelo de aseo impuesto por él, aparentemente, e inhabilitado durante 15 años para ejercer cargos públicos conforme al artículo 46 del código disciplinario único. Mientras que el ex alcalde de Bogotá Samuel Moreno, quien acusado por los delitos de concusión, peculado e interés indebido en contratación fue suspendido primeramente por tres meses, luego por seis y finalmente fue detenido, pero solamente inhabilitado durante 12 meses. 

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Por otro lado, es pertinente considerar que no solo se ha violado la Democracia (voto popular) sino que se ha omitido la decisión de tomar medidas cautelares con un carácter obligatorio por parte de una entidad que es encargada de regular normas que fueron las primeras leyes asignadas en la historia contenidas en el acta de derechos humanos.

Lo cual se ve reflejado en la decisión totalmente ilegítimo como delito judicial ya que normalmente para poder anular la decisión del Consejo judicial de Cundinamarca de frenar la destitución de Petro es decir tener cautela sobre esta decisión sólo es posible a una orden del consejo de estado el cual actualmente ni se ha pronunciado. 

Ahora bien, una de las tantas estrategias que se pueden evidenciar es el de los aplazamientos de las votaciones para la revocatoria. En un principio se habló del déficit económico que tenía la registraduría para realizar estas votaciones, sin embargo esto podría ser visto como una forma de apaciguar la euforia e inconformidad de los ciudadanos del Distrito ya que si estas “elecciones” se hubieran realizado en la fecha acordada posiblemente Petro no sería destituido porque aún tendría el apoyo hasta de los no “petristas”. 

Y ahora qué se hace evidente la destitución de Petro, el gobierno (o las entidades encargadas de el plan de revocatoria) tendrán que ofrecer una explicación de los fondos recaudados para dicho plan y su inversión.

Hay que tener en claro que esta decisión es el resultado de la inconformidad del gobierno con el mandato de Gustavo Petro desde su inicio. La destitución evidentemente trae consigo motivos políticos en contra de esa izquierda Colombiana opositora que al Estado Colombiano tanto le incomoda. Otro aspecto por analizar es el apoyo del presidente a la Procuraduría, primer Presidente que desacata las medidas cautelares de la CIDH, lo cual es una muestra de la necesidad de cuidar su campaña de reelección para las próximas elecciones presidenciales, ya que son estrategias utilizadas en unión de TODA la derecha Colombiana por seguir evitando esa pluralidad de pensamiento e ideales políticos que nos impiden ver cambios en la ciudad, en el país. Además de la falta de credibilidad que dió a conocer el día hoy al haber pronunciado anteriormente que iba a seguir las medidas cautelares del CIDH. En realidad si nuestro propio presidente nos miente que podemos esperar más en una reelección, por la que apunta. 

La pregunta aquí es, aprovechando las próximas elecciones presidenciales, ¿Nuestro voto en realidad vale? ¿Vivimos en una democracia participativa?, ¿Se respetan los pensamientos distintos? no se quiere ver el cambio en el país... Si esto esta pasando hoy en Bogotá ¿Qué pasará en Colombia dentro de unos años?. Nos sentimos tristes, impotentes, ¡Nos duele nuestro país! nos ha dolido a través de los años y nos seguirá doliendo con las decisiones que pisotean nuestros derechos, que acaban con un proceso de reconstrucción humana que intenta recuperar la dignidad perdida de muchos de nuestros Colombianos… pero aún así, nosotros como científicos sociales no nos damos por vencidos, no se ha perdido la esperanza. 

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