miércoles, 11 de noviembre de 2015

La ciudad de nadie

Esta semana en Bogotá se mantuvieron los estándares altos en cuanto a los eventos culturales en los que encontramos un poco de todas las artes. Ante tales  eventos y los esfuerzos de la alcaldía para llevar a los ciudadanos un poco de cultura ciudadana y sacar a la ciudad del caos y el ambiente hostil en que se encuentra, parece extraño que éste persista en sus calles. Cuando escuchamos a la gente hablar de Bogotá, comúnmente nos topamos con reclamos, insultos, nostalgias en los ojos de muchas personas y hasta desprecio por éste, su hogar.


En bitácoras anteriores hemos mencionado la falta de dicha cultura en la ciudad y descrito que ésta se debe al ínfimo nivel de sentido de pertenencia que las personas tienen con Bogotá; pero, ¿a qué se debe esta situación? Si analizamos la composición de la población bogotana veremos que más de la mitad de sus habitantes son inmigrantes de otros lugares del país o descendientes próximos de inmigrantes (sus parientes llegaron una o dos generaciones atrás), ¿será que esto tiene algo que ver con la falta de sentido de pertenencia de la que hablamos? Nuestra hipótesis sostiene que sí.
Debido al pasado violento de nuestro país, la mayoría de las personas que migraron a las ciudades, principalmente a la nuestra, lo hicieron de forma involuntaria. Así, al establecerse en la ciudad, conservaron y aún conservan la nostalgia por sus viejos hogares y ven en la ciudad un lugar ajeno en el que no desean estar. Ese pensamiento es muy difícil de cambiar incluso con todas las bondades que ofrece la capital pues, desde la subjetividad de un desplazado, la ciudad es sólo la continuación de su sufrimiento y penas. El problema se recrudece al notar que tal pensamiento negativo se hereda de generación en generación. Son muchos jóvenes los que crecen en áreas marginales y conservan el odio por su ciudad sin necesidad de tener los recuerdos o imágenes que vivieron sus padres años atrás.


Lo que estas personas no entienden es que aquí viven y esta es la ciudad que les da trabajo, vivienda y educación. La solución del problema radica en que todos aquellos que reniegan y no valoran lo que tienen acá, comprendan que esa ciudad fría de la que tanto se quejan puede cambiar, si en lugar de verla con cara de nostalgia y de lugar ajeno, le dan el valor que se merece en sus vidas y la acogen como lo que es, su hogar. Ese ambiente frío puede cambiar, es cuestión de aprovechar sus bondades y apropiarse de ella. La invitación está en olvidar aquel pasado tormentoso y preguntarse ¿cómo puedo ayudar a hacer de Bogotá un mejor lugar… un hogar?

fuentes:

1 comentario:

  1. Esta publicación debería estar en formato podcast (audio o video) para eso era el blog. Tienen hasta hoy en horas de la tarde para subirlo o es nota les queda en 0.

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