martes, 19 de marzo de 2013

BITÁCORA 3


En nuestro último análisis fuimos bastante optimistas. Esto en lo relativo a las discusiones que se realizaban entre el Concejo y la Administración en relación a la reforma de la valorización de las obras del Acuerdo 180 del 2005. Sin embargo, lo visto durante la semana demuestra lo complejo que puede llegar a ser entender como funcionan estas instancias de discusión política, en las que se deciden los derroteros con los cuales la ciudad establece sus perspectivas de desarrollo.

Es muy interesante, no obstante, observar las maniobras que establecen los bandos en contienda por hacer prevalecer sus intereses. Pues se recurre a mecanismos legales que, amparados en los calendarios determinados por las legislaturas, generan un debate inesperado en el cual se insertan los acontecimientos actuales, pasados y los posibles a futuro. Así, por ejemplo, las decisiones que la Fiscalía va tomando con relación al “carrusel de la contratación”, -en las que esta semana se indagó, por primera vez, sobre concejales en activo-, permiten que las jornadas tomen rumbos impensados e influyan en lo que pueda pasar con las discusiones que se adelantan en la actualidad. La lucha política se caracteriza por el hecho de que los poseedores de capital deliberativo lo puedan mantener ante la opinión pública, que está atenta a reconocer a quien ofrecer su apoyo en estas disyuntivas. Por lo tanto, hay de fondo una instrumentalización de los contenidos discutidos, en aras de obtener la posición más favorable que permita conservar el acervo político a los interlocutores.

Los videos anexos muestran las dos posiciones. En el primero, la presidente del Concejo expone sus razones. En el segundo, el Alcalde Encargado, Ricardo Bonilla, presenta las renuencias a lo votado por el Concejo.



En el resultado de lo votado, el Concejo negó la mayoría de puntos álgidos del proyecto de la Administración, como lo relativo a los deprimidos de la Caracas y el mejoramiento de la malla vial local e intermedia. Otros puntos del proyecto sí fueron aprobados, pero desconcierta el hecho de que, al mismo tiempo, no se aprueben los recursos para su realización. Esto obliga al Distrito a considerar un desbalance fiscal que puede llegar al billón de pesos. La Administración sabe que de no aceptar lo votado por el Concejo, tendrá que hacer un llamamiento a sesiones extras en el cabildo y esto hará que los plazos que tiene la ciudadanía para realizar los pagos de valorización se cumplan sin haber hecho los cambios que en un primer momento fueron la causa de lanzar la iniciativa. Y, de ser así, no habría ningún avance ante lo expuesto por el clamor ciudadano. La opinión pública, lógicamente, buscará un culpable, que seguramente será la Administración Distrital, pues los concejales han querido, durante el curso del debate, hacer ver como onerosas las propuestas ejemplificadas en el proyecto. De esta manera, el alcalde, Gustavo Petro, considera posible la vía jurídica, que consiste en impugnar ante la justicia las decisiones del Concejo. Instancia que complicaría aún más las cosas y ante lo cual los funcionarios de la Administración presentan objeciones. Vemos, de esta manera, la complejidad del trámite institucional en la ciudad, y se generan muchas preguntas acerca de cómo se maneja la actividad pública en el país.



En otro frente de los procesos relativos al uso que se hace de los recursos públicos de la ciudad, llama la atención la vía libre que el Banco Mundial dio para realizar los estudios del metro subterráneo para la capital, pues lo define como una obra generadora de bienestar y progreso para los bogotanos. El Sistema Integrado de Transporte nos genera muchas dudas, pues es seguro que no se podrán cumplir los plazos inicialmente concebidos. En lo relativo a los buses de Transmilenio que tendrían que salir de funcionamiento a final de año, la Administración acordó una prorroga del contrato por tres años más, pero con reducción de costos para la ciudad y, posiblemente, para los usuarios. Nos parece una conciliación adecuada, pues el estado de los buses es aceptable.

Ante lo arduo del proceso actual, en que se busca definir las maneras en que la ciudad organiza los importantes proyectos que definirán la manera en que se insertará en las opciones de mercado que el TLC va a ofrecer, subrayamos, sin embargo, la positiva visión que tienen de sí mismos los bogotanos, pues, según la Encuesta de Calidad de Vida, hecha por el DANE, tienen el mejor acceso a educación, salud y trabajo del país, lo cual los hace considerar que su situación económica no inhibe sus posibilidades de desarrollo.

Fuentes



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