Es preocupante para la ciudadanía que
todas las semanas se demuestre que la violencia es una aguja que perfora cada
vez más a la sociedad. Cualquier tipo de violencia ya sea contra las mujeres (como
lo fue el caso del asesinato por parte de un sicario a una mujer de 31 años en
el barrio Diana Turbay) o con un niño de 12 años, resulta ser indignante. Estos
son dos de los muchos casos que se presentan en estos sectores de la ciudad.
Ciudadanos ponen de manifiesto que no confían en el sistema judicial y en la
seguridad que se supone, debería ofrecer la Policía Metropolitana. Es por ello,
que con tanta falta de confianza, los ciudadanos deciden emprender justicia por
cuenta propia y esto lo único que genera es que se creen mafias dentro de la
sociedad que en vez de erradicar todo tipo de violencia, la incrementen
inexorablemente.
Puede ser que la sociedad, nuestra
sociedad bogotana se esté cansando de esto, que esté cansada de despedir vidas
inocentes o vidas que decidieron dedicarse a la delincuencia por falta de
oportunidades, por la desigualdad, por los abusos, por los niveles económicos
tan bajos en los que crecen, por tantas cosas que, sin embargo, ninguna
justifican los actos violentos y delincuenciales. Lo que sí debería pasar, es
que el gobierno y la alcaldía en general (en todas sus áreas) velen por los
derechos y el bienestar de los ciudadanos, proyectando políticas de integración
social mucho más fuertes y prolongadas que tengan miras de reestructurar las
fibras que se han roto en la sociedad y la comunidad inmersa en esta realidad día a día, pide proyectos y más actividades para los niños y jóvenes que estén
relacionadas con la prevención de que caigan en bandas delincuenciales y de que
las distintas formas de delincuencia se arraiguen mucho más. Pero eso sí, los
proyectos deben estar destinados a todos los ciudadanos, de todos los sectores,
especialmente, los vulnerables.
Por otro lado, gracias a proyectos
como el que se viene realizando en el barrio La Macarena llamado “OjoRojo” que
tiene como objetivo no solo generar y producir arte sino el hecho de fomentar
el intelecto y los conocimientos de las habitantes de este barrio, para que así
poco a poco la comunidad se empiece a interesar por temas artísticos y
culturales y estos finalmente, deberían ser el incentivo de toda la ciudad, de
todos los ciudadanos: Generar conocimiento, arte, reflexión, diálogos, buena
convivencia.